Cambia tu dieta y cambiarás el mundo

Manuel Barreiro Castañeda
3 min readSep 14, 2021

--

En la superconocida película de ciencia ficción, Matrix, el villano Cifra confiesa que una de las cosas que más extraña de su anterior vida artificial es un buen filete: “¿Sabes? Sé que este filete no es real, sé que cuando me lo meto en la boca es Matrix la que le está diciendo a mi cerebro “es bueno y jugoso”.

Seguramente, Cifra se habría posicionado en contra de las declaraciones del ministro de Consumo de España en las que recomendaba reducir la cantidad de carne a comer. Sus comentarios desataron tal revuelo entre los ganaderos y los amantes del bistec que el presidente tuvo que salir al paso de la polémica con un sonado: “A mí, donde me pongan un chuletón al punto…”.

Debo decir que, en mi caso, prefiero el chuletón más crudo, porque conserva mejor los jugos, pero, polémicas aparte, la verdad es que la Organización Mundial de la Salud dice que comemos demasiada carne. Sin ir más lejos, en México consumimos 65 kilos al año por habitante, pero es que en países como Estados Unidos, Australia o Nueva Zelanda la cifra supera los cien kilos por persona.

Satisfacer toda esta demanda exige un gran esfuerzo, y si no que se lo pregunten a las reses. Actualmente hay 1 400 millones de cabezas de ganado en el mundo, y cada vaca produce entre 250 y 300 litros de metano, el gas responsable del 23% del cambio climático.

Hijo, termínate todo el mamut

Pero el debate no es carne sí, carne no. De hecho, el consumo de carne jugó un papel fundamental en la evolución humana. Según un estudio publicado en la revista Nature, la introducción de la carne en la dieta de los primeros homínidos les proporcionó un aporte calórico extra que les permitió dedicarse a otras actividades, como la fabricación de herramientas y el fortalecimiento de los vínculos sociales. Para algunos investigadores, el consumo de carne provocó cambios en la fisonomía de nuestros ancestros, reduciendo el tamaño de los dientes y contribuyendo al desarrollo de la facultad del lenguaje. Quizá en aquel momento ya se empezará a escuchar eso de “con la boca llena no se habla”.

Además, la carne aporta vitamina B12, hierro y zinc. Por eso, creo que no hay que dejar de comer carne. Sencillamente, tenemos que comer menos. Por cierto, ¿a qué sabría la carne de mamut?

Lunes sin carne

En cualquier caso, nuestra dieta tiene una incidencia directa en el medioambiente. Por eso, iniciativas como Lunes sin carne nos animan a replantearnos nuestra alimentación, aunque sea una vez a la semana.

Lunes sin carne es un movimiento internacional sin ánimo de lucro que nos invita a eliminar la carne de nuestra dieta los lunes, un sencillo gesto que puede reducir un 12 % nuestra huella de carbono. Además, nos ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares que, según la Organización Mundial de la Salud, son la principal causa de muerte en todo el mundo.

Desde 2003, más de 40 países se han sumado a esta campaña que cuenta con el apoyo de personalidades como Paul McCartney, Gwyneth Paltrow o Al Gore. Y es que, si un domingo tenemos asado, la ensaladita del lunes puede sentarnos muy bien, a nosotros y al planeta.

--

--

Manuel Barreiro Castañeda
Manuel Barreiro Castañeda

Written by Manuel Barreiro Castañeda

Private Equity and Real Estate investor with more than 20 years of experience, particularly interested in urban and sustainable city development.

No responses yet