Las personas primero
Imagina que cierras los ojos y te llega un agradable aroma a flores y árboles. A tu alrededor no escuchas motores de autos sino el sonido de los pájaros. El caso es que abres los ojos y no estás en el campo sino a la mitad de tu propia ciudad. Sé que cuesta trabajo imaginarlo, pero esto puede ser una realidad.
Algunas ciudades en Europa están haciendo cambios sustanciales para no tener que esperar el fin de semana para salir al campo. Un lunes cualquiera podrás desconectar en un espacio sin tráfico, sin humo, sin ruido y, lo mejor, sin salir de la ciudad. Porque si en los años sesenta las grandes urbes estaban pensadas para llegar a cualquier sitio con un vehículo, en las Madrid, Ámsterdam o Berlín del día de mañana tendremos prioridad absoluta los peatones. Esto quiere decir que podrás llegar a pie a todas partes, tendrás zonas libres de tráfico y un aire tan limpio que te costará creer que sigues en tu ciudad. La gran pregunta es: ¿cuándo se producirá este giro de ciento ochenta grados? Pues la verdad es que el cambio ya ha comenzado.
La revolución empieza en París
¿Hay algo mejor que recorrer las calles de Montparnasse un soleado día de primavera? Sí, dejar el coche en el garaje y recorrer a pie las calles de Montparnasse un soleado día de primavera. Por eso, la capital francesa está decidida a devolverles las calles a los peatones. Sin ir más lejos, las autoridades han iniciado un ambicioso proyecto para retirar 70.000 plazas de aparcamiento antes de 2025. Esto supone recuperar un cincuenta por ciento del espacio urbano y apostar por medios de transporte sostenibles. Pero aún hay más. Esta iniciativa vendrá acompañada de una reducción del límite de velocidad a 30 km/h en todas las calles, la plantación de miles de árboles para incentivar los bosques urbanos o el aumento de carriles bici y zonas peatonales. Y París no es una excepción. Estoy convencido de que muchas ciudades en todo el planeta van a seguir su ejemplo y muy pronto estarán completamente orientadas a sus ciudadanos.
Es el momento de empezar a decidir en qué ciudad queremos vivir. Para ello, es fundamental escuchar a los vecinos, las personas que mejor conocen su ciudad. Sus ideas son una importante fuente de inspiración para los grandes proyectos que están por venir. Por eso, las instituciones públicas y privadas debemos tener en cuenta las propuestas, inquietudes y motivaciones de la gente si queremos impulsar proyectos que consigan el equilibrio entre crecimiento sostenible y calidad de vida. Porque una cosa está clara: las grandes metrópolis grises, con coches voladores super contaminantes y peatones hacinados en calles estrechas solo funcionan en las películas.
El futuro es de las personas.